viernes, 27 de enero de 2012

La rehabilitación urbana que toca hacer

Ayer asistí a una conferencia en La Casa Encendida dentro del ciclo Madrid, una ciudad para las personas, en que se está reflexionando sobre el Madrid del futuro, a raíz de la ¿próxima? elaboración de un nuevo Plan General en la capital, pues el vigente es de 1997.
Las reflexiones las promueve un grupo de profesores e investigadores del Departamento de Geografía de la Universidad Autónoma de Madrid (Chema de la Riva, David Porras Alfaro), y están convocando debates entre profesionales de distintas disciplinas, con gran experiencia a sus espaldas en política urbanística municipal, que siempre son estimulantes. Me gustaría destacar que se representan varios agentes del proceso urbanizador, pues he visto un representante vecinal, un miembro de una ONG como Greenpeace, algún arquitecto, incluso un fiscal de delitos medioambientales, geógrafos…

En la conferencia de ayer “¿Recuperar los viejos espacios o construir otros nuevos?, el debate no se centró en si hay preferentemente que rehabilitar, respecto a construir nueva ciudad…(lo cual parece evidente, teniendo en cuenta los pisos nuevos sin ocupar) sino en qué y cómo se debe rehabilitar.
María Roces González, activista del movimiento vecinal madrileño desde 1978, perteneciente a la Federación Regional de Asociaciones de Vecinos de Madrid, el catedrático de urbanismo Luis Moya (mi tutor de ERASMUS) y algún participante del público, enfatizaron que se impone la rehabilitación cotidiana, de mantenimiento y recuperación de ruina, pero a nivel vivienda y edificio (invirtiendo en eficiencia energética y accesibilidad, ascensores), espacios vecinales de barrio, y a poder ser con el famoso y pocas veces ejecutado, acompañamiento social, apoyo al empleo y a los problemas de drogadicción o pobreza.

Es decir, parece que el momento de la rehabilitación del patrimonio histórico está un poco pasado, teniendo en cuenta cómo ha disminuido el 1% cultural (cantidad del presupuesto de las obras públicas que se tenía que destinar a ello, según las Leyes de Patrimonio histórico estatal art 68 y regional de Madrid art 50). 

Quiero explicitar que estoy totalmente de acuerdo con la importancia de esta rehabilitación social y cotidiana de cuya necesidad a veces no somos muy conscientes, hasta que conocemos el dato de que tras los muros de Lavapiés hay 8000 infraviviendas (más que todo el chabolismo horizontal que queda en Madrid) o cuando recordamos el caso de San Cristóbal de los Ángeles, donde María Roces denunciaba que el cese de las ayudas por parte de la Comunidad de Madrid, ha dejado el barrio a medias, les ha dejado tirados…

Aunque en este blog muestro los monumentos y edificios de patrimonio por su indudable interés histórico, después de mis últimas experiencias y de haber visto algunas de esas infraviviendas, que son de sobra conocidas y denunciadas en los programas de cámara en mano, por supuesto que apuesto por esa rehabilitación de la ciudad degradada que aún se encuentra en Madrid si se rasca un poco.
 
También por la recuperación de edificios más modestos arquitectónicamente para usos actuales, desde la Tabacalera (centro cultural), el antiguo Mercado de frutas y verduras de Legazpi con el proyecto de albergar el Área de urbanismo municipal, hasta los edificios del Cuartel de Daoiz y Velarde (actuales polideportivos y futura escuela de música y teatro), y tantos comercios que, por ejemplo en Malasaña, están lavando su cara como tienditas de barrio retomando aquel aspecto encantador de antiguas tiendas y cafés que aún se mantiene en las calles de Lisboa o el Marais parisino.
Y complementariamente, también abogo por una revisión de la movilidad madrileña que reduzca el tráfico de coches (y la contaminación) y fomente el peatonal y ciclista.


 

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